sábado, 5 de noviembre de 2011

COMENTARIO A LA GALLINA NO ES UN ÁGUILA FALLIDA DE MIGUEL ÁNGEL SANTOS GUERRA

En primer lugar me gustaría reflejar una serie de frases que creo convenientemente relacionadas con el tema:
Nadie es como otro. Ni mejor ni peor. Es otro. Y si dos están de acuerdo, es por un malentendido”
“Vivo: es decir, me diferencio de todos los demás”

… Y la gallina no es una águila fallida, quizás sea un patito feo al principio pero si sabemos como tratarlo saldrá a relucir el “cisne” que todos los niños llevan dentro.
Tal y como apunta el autor “en la escuela se dan cita todo tipo de alumnos”. Altos, bajos, feas, guapas, españoles, rumanos, árabes, colombianas, cojos, autistas, niños con TDAH, etc. Debemos cambiar el chip y ver que aquí radica la “normalidad”: en la diversidad.

El autor se pregunta si ¿Sería razonable y ético que se la castigase por su “maldita diferencia”? Obviamente, no lo sería. Pero también es obvio que esto ha ocurrido de siempre en la escuela y lo que es peor sigue ocurriendo en un mundo sistema que se jacta de ser democrático.
Nosotros como futuros maestros debemos tomar conciencia y prepararnos para luchar contra esta inercia educativa:“La diferencias de las personas puede ser entendidas y vividas como una riqueza o como una carga”, señala el autor, y a nosotros solo nos debe importar la primera de las opciones.
Santos Guerra da las pautas para mejorar la situación: haciendo la escuela menos rígida, llevando a la práctica (no solo teorizando) la atención a la diversidad y haciéndolo a través de la correcta adaptación del currículo
Debemos aprovechar la riqueza de la clase, en su diversidad, para  enseñarles a apreciar lo especial que es cada uno. Dejar de lado el etnocentrismo habitual, solo así la mezcla positiva es posible. Entender para ser entendido: “Los mismos alumnos tienen que hacerse también conscientes de la diversidad sin que unos entiendan que son más o menos que los otros por ser como son”
El sufrimiento del alumno a quien los profesores, la familia y los compañeros tratan de forma diferente va sesgando poco a poco la  autoestima. Es el modelo clásico de alumno con problemas  por no ser “normal” que en la escuela tradicional es “carne de cañón” si esperanza y fácil presa de un futuro incierto.
Sin embargo, hoy en día no podemos permitir que esto pase, debemos INVOLUCRARNOS, SENSIBILIZARNOS Y SOBRE TODO TRABAJAR para “darle la vuelta a la tortilla”.


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