sábado, 26 de noviembre de 2011

Comentario al artículo de Ramón Flecha https://aulavirtual.uji.es/file.php/17568/entrevista_escuela_Ramon_Flecha.pdf






Ramón flecha  es catedrático de sociología de la Universidad de Barcelona. Flecha ha dedicado su vida al desarrollo de teorías y de prácticas que superan las desigualdades sociales. Ha desarrollado las “Tertulias dialógicas” y el proyecto Comunidades de Aprendizaje.

Después de la correspondiente introducción “wikipédica” comentaré diversos   aspectos y frases que me parecen relevantes del artículo:

Vaya por delante que la labor que Ramón Flecha está haciendo me parece superimportante por su valentía, su perseverancia y focalización en el intento de mejorar la educación a través de las comunidades de aprendizaje.

Sin embargo la frase lapidaria: “Los sueños son posibles, mejorar la realidad sin sueños es imposible” con que se encabeza el artículo, no me aporta nada nuevo que no sea su belleza estética. Es más no comparto lo de que “mejorar la realidad sin sueños es imposible”. O estoy muy equivocado, o la realidad ha sido mejorada en innumerables ocasiones a base de otros argumentos: trabajo, colaboración, lucha sindical, etc…Soñar es gratis, poner en marcha un plan y jugártela forma parte del sueño vital.
Pero ahí no se queda todo. Por ejemplo al idear cosas por improvisación a veces se obtienen maravillosos resultados. Y en los niños se ve el ejemplo más claro. O acaso no es maravilloso cuando un niño te sorprende tomando una vía imaginativa a un problema “cerrado” que se le plantea. La improvisación es, en esencia, creación, y como tal suele ser positiva. Recuerdo que en un documental  sobre la figura de Buñuel “Le chien andalú”  se narraba que a la hora de idear Buñuel (menos mal que siempre reviso lo escrito, ya que al introducir Buñuel el maldito corrector de Word había convertido al gran cineasta en “buñuelo” -¡este corrector si que es surrealista!-) y Dalí tenían un pequeño truco/pacto: cuando a alguno de los dos se le ocurría algo el otro disponía de unos pocos segundos para oponerse. Si no había respuesta en esos segundos la idea debía ser llevada a cabo. De hecho esto situaba a los dos genios a la altura de niños pequeños, desprovistos de cualquier atisbo de pensamiento racional.

Pero vamos al transfondo del artículo. Un punto importante es el deseo de Flecha  de intentar hacer las aulas heterogéneas. Desde luego estoy de acuerdo con esta perspectiva. El sistema establecido y la nueva ley van a favorecer que se vayan dejando de lado las costumbres de ir separando a los alumnos con problemas, o “diferentes” por su bien. La experiencia que aporta el autor demuestra como las comunidades de aprendizaje si que funcionan en pro del alumno. Además la interacción de unos con otros mejora la respuesta de ambos y ahora es cuando la fuerza de los resultados  sirve de base a argumentos que antes se quedaban en buenas intenciones.
Según Flecha el diálogo es el arma principal para transformar la marcha lectiva. Y yo me subo a ese tren: dialogar es opinar; para opinar se necesita una base cultural, se necesita haber leído y no teorizar sobre lo que no desconoce. Por eso el amor a la lectura en los peques es lo que en mi punto de vista va a permitir convertirlos en “personitas” de 10 años con voz y, sobre todo, con voto.
Voto es lo que le falta tanto a la comunidad docente como a la familia en la Educación española. Las AMPAS hacen un gran papel, pero tal y como apunta el autor, la norma legal les desampara para que su voz tenga fuerza. Desde luego sería deseable un cambio de rumbo normativo que lo hiciera factible.
Lamentablemente esta idea, que se resume en argumentos como “desprivatizar lo público”, hoy por hoy, parece inviable. Es más, vivimos inmersos en una profunda crisis que tiene en la progresiva privatización del capital y en ingerencia de los poderes fácticos y económicos  sus causas principales.
Otro aspecto interesante es la opinión del autor cuando habla de que  la ley actual debería incidir en  como superar la segregación en las escuelas. Y aquí me gustaría poner de manifiesto que si bien en la Universidad se nos está preparando para poder enfrentarnos a las desigualdades, para atender mejor a la diversidad de las aulas, para conciliar, para saber defender los derechos de los que son marginados, hay un grupo sobre los que de momento en 2 años de carrera no se ha hablado. Los gitanos, los rumanos, los magrebíes, los discapacitados física o intelectualmente, etc. todos han tenido un acercamiento a su problemática. Pero, yo me pregunto que pasa con el tema homosexual, ¿sigue siendo tan tabú que hasta los futuros maestros lo vamos a dejar de lado?
Que estés dando clase y no sepas, o no tengas unas pautas, para responder a un niño  que con 11 o doce años se declara gay va a ser algo bastante corriente en el futuro. Debemos prepararnos, y la ley debe incluir formas de actuación  para saber como enfrentarnos a  casos como el siguiente.


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